Patricia Bazarot es una de las diseñadoras que he visto crecer. Su carrera y la mía como periodista, personal shopper y blogger (entre otras facetas) parece que han ido a la par. Ha ido poco a poco, dando pasos, pequeños, pero seguros. Y sorprendiendo con cada trabajo. Su última colección une la elegancia y exquisitez oriental con la pasión del flamenco. Sakura es el viaje de Patricia Bazarot a Japón.
El país nipón le enamoró e inspiró durante un viaje. La belleza de la flor del cerezo, protagonista de la tradicional fiesta Hanami, le impresionó. Tanto, que a partir de ahora quedará unida a su carrera profesional. Y es que forma parte de espaldas y faldas en forma de bordado 3-D, combinados con lunares XL en polipiel y neopreno en esta colección.
Blanco, negro, rosa maquillaje y dorado, celeste y rosa, plata y rojo (en honor a la estética tradicional nipona), verde agua o amarillo pastel (presente en alguna que otra de sus colecciones) son algunos de los tonos elegidos para dar forma a trajes de volantes y mangas largas; a chaquetas tipo kimono, que pueden utilizarse con jeans, pitillos o faldas lápiz en cualquier momento; y a pitillos con sobrefalda abierta y cola.
Volantes de capa, escotes cerrados… Y en la cintura, fajines y cinturones metálicos que evocan a geishas y samuráis. Las 20 creaciones que componen Sakura unen en un mismo patrón la delicadeza de geishas, con la fuerza del samurái y la pasión del flamenco.
Orquídeas
Orquídeas y pai pais en lugar de rosas y peinecillos completaban el look de las flamencas orientales de Bazarot, ataviadas siempre con complementos de Lamágora: pendientes en papel con dibujos y estampados inspirados en Japón.
La escenografía creada por la Escuela de Arte de Sevilla (árboles del cerezo en flor y proyección con imágenes de jardines y pagodas orientales) ayudó al público del Salón Internacional de Moda Flamenca (Simof 2018), donde se presentó Sakura, a viajar y soñar con ese bello país al que estoy deseando viajar.
Me gusta el trabajo bien hecho, pero, sobre todo, las buenas personas. Un profesional que no es ante todo buena persona no me enseña nada. Será por eso que admiro a Patricia Bazarot. Sigue siendo como el primer día que la conocí, solo que con más fuerza como diseñadora.
Fotos: Jesús Amarillo
¡Hasta pronto!